Jamás pude imaginar que aquella muchacha con lentes de trasero botella y gorda se iba a transformar en la genuina protagonista de fantasías sexuales de los tíos. Ella era Fátima, la pedazo de mujer que puedes ver ahora. Es el deseo de muchos hombres que no paran de imaginar de qué manera se revuelcan entre las tetas y le comen el coño con gusto.
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