Joven, viciosa y con poquísimo pecho, ante la carencia de pollas ha decidido poner en práctica ciertas de sus primordiales fantasías sexuales. Se ha comprado un chupete de enormes dimensiones de fresa, y tras meterse el consolador no duda en comenzar a emplearlo. Con él logra los clímax más dulces y también intensos de su vida, que la dejan absolutamente relajada.
0 Comments