Hay una MILF en la oficina, que no sé qué tiene conmigo, mas la cuestión es que me la follo cuando deseo, le mete el pene por la garganta y la hago tragar semen toda vez que se me antoja. Me di cuenta al pasar dos meses recién contratado en la compañía, que la madura me miraba con una cara de salida pasmante, y que lo que deseaba era que le reventase el coño. Al comienzo no reaccionaba y no me percataba de que me pedía a gritos una ración de polla por el coño. Eso sí, en el momento en que me afirmó ya al fin que lo que deseaba era sexo, ahora follamos en la oficina mínimo una vez por semana. Está tan caliente como una chavala joven que termina de salir de la universidad.
0 Comments