Esta madurita tiene 45 años y su marido, 36. Los dos no paran de joder a todas y cada una horas: desde el momento en que se levantan hasta el momento en que se acuestan. Y es que al tener horario partido en el trabajo, coinciden aun en el almuerzo, y cuentan con tiempo más que suficiente para sostener relaciones íntimas. Su práctica preferida es que se pajee entre sus tetas y dejárselas pringadas de leche.
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